En octubre de 1946, José Satué Malo (Zaragoza 1903-Alicante 1991), radiotelegrafista, miembro de UGT y del PCE, regresó clandestinamente a España con la misión que le confió la dirección sindical de González Peña y Amaro del Rosal de reorganizar los sindicatos de clase. Medio año después fue detenido en Madrid por agentes de la Brigada Político-Social. Sometido a consejo de guerra por «rebelión militar», fue sentenciado con pena de muerte, conmutada después por la de treinta años de prisión. Cumplió ininterrumpidamente veinte, la mitad de ellos en condiciones de reforzado aislamiento. Jamás se resignó. Privado de verdadero derecho de defensa durante la mayor parte de su confinamiento, se esforzó desde el primer momento en ejercerlo mediante el estudio y una voluntad inquebrantable. Sus escritos (denuncias, reclamaciones, recursos) conforman un observatorio casi cotidiano de resistencia a la dictadura. Un «caso» en la causa colectiva de los presos políticos, y un «ejemplo» extraordinario. El de la lucha que compartió, en primer término, con su hermana Pilar y con su compañera, Lucía Barón. Contra la arbitrariedad y por la libertad; pero también, inseparablemente, por respeto a sí mismo, por su dignidad. Así entendió también la militancia en su partido.
