CASTILLO MARTOS, MANUEL / RODRIGUEZ MATEOS, JOAQUI
En la Sevilla del siglo XVII conviven el esplendor artÃstico y literario con la decadencia económica. A años de esplendor sucedÃan otros con hambrunas, catástrofes y epidemias que causaban una alta mortalidad. Era una sociedad de contrastes: vitalista y piadosa, creativa y acongojada. A veces mostraba su descontento con revueltas sociales, como la del Pendón Verde (1625) y el motÃn del barrio de la Feria (1652).
La ciencia se hacÃa notar en los centros de enseñanza, y en el auge de áreas cientÃficas. La actividad industrial giraba en torno a la Real Fundición de Cañones, la Casa de la Moneda, la Fábrica de Tabacos, y a talleres dedicados al textil, la cerámica, el vidrio, el jabón, el aceite y la vitivinicultura.
La ciudad se reinventó a sà misma con construcciones y remodelaciones de edificios para el culto religioso y establecimientos de caridad. Se fundan Academias cientÃficas y el Real Cuerpo de Maestranza de CaballerÃa. La otra cara de la ciudad estaba en la delincuencia, la mendicidad, la picaresca, las casas de prostitución, etc. La diversión estaba en los corrales de comedias y en los espacios públicos, con corridas de toros y juegos de cañas.
Imposible aproximarse al siglo XVII sevillano sin atender a su religiosidad, heredera de la Contrarreforma. Ritualiza la muerte y potencia el culto con cofradÃas y hermandades que procesionaban en la Semana Santa y el Corpus. La creencia en la Inmaculada Concepción, que tantas controversias causaba en el seno de la iglesia, experimentó gran desarrollo en la Sevilla Barroca. Todo ello desató una actividad artÃstica y constructiva, a cuyo reclamo acudÃan alarifes, escultores, pintores, orfebres y tallistas.
En resumen: en este libro hay una sÃntesis de la Sevilla barroca, ahondando en las vertientes social, lúdica, económica, demográfica, industrial, cientÃfica y religiosa.